Tarima sobre rastreles flotantes y aislamiento de fibras de madera.


En este trabajo se trataba de ampliar una vivienda en entorno rural. Un porche anejo a una casa de piedra que data del 1747.

 



 
 El porche constaba de una base nivelada sobre la que se colocó una barrera antihumedad. Sobre ésta, rastreles flotantes con base de corcho natural y entre ellos, aislamiento de fibra de madera.

Al ser una tarima de poco grosor y no tener suficiente área de clavado bajo el macho, se optó por clavar las grapas en la hembra.  Para realizar con facilidad el grapado en la hembra toda el área de tarima debe ser  grapada en continuo.

 


Partiendo de la pared y colocando cuñas para dejar la junta perimetral, iniciamos el montaje.


 



 Sin estar fijos al firme, al grapar la tarima a los rastreles creamos una red entre los elementos y conseguimos un pavimento flotante en su conjunto pero unido entre sí. Unimos las ventajas del suelo flotante (por ejemplo, no perforar el firme en locales arrendados) a la robustez que aportan los rastreles.



 

Detalle del clavado en la hembra. El apéndice de clavado queda encastrado en la parte inferior de la tarima y sobresale en la ranura. Al entrar el macho en esta ranura, también él se clava en el metal.



 



Al clavar en la hembra tenemos que ser más cuidadosos para introducir una tarima en la anterior y usar el típico taco de madera para golpear.

En el clavado habitual por el macho la herramienta Aise aporta esta función, ayuda a unir las lamas de tarima  en cualquier lugar y especialmente al clavar la grapa. La herramienta Aise tiene un area de apoyo en el macho de la tarima que colabora en ello al tiempo que clava la grapa.



Esta imagen es un fotograma del video en que se aprecia cómo la herramienta presiona en el macho, tanto en le golpeo para clavar la grapa, como al accionar el percutor de la herramienta.




   

 Mi ayudante, Amaia 






 

Tras el montaje de esta tarima en crudo, se aplicará un aceitado y cera manualmente.