Este es un mueble rechapado en cerezo. Las puertas tenían una piezas pegadas en horizontal en las puertas y algunas se habían caido. Además en el traslado, una de las puertas sufrió un golpe que podemos apreciar en la segunda puerta. Los tiradores eran incómodos, demasiado pequeños.
La mayor parte de la gente lo hubiera tirado. El lacado de las puertas hubiera sido demasiado caro para un armario sencillo como este. La decisión, forrar las puertas. Hay cantidad de vinilos adhesivos que podían cubrir el problema pero decidimos usar algo mucho más natural. Tela de arpillera.
Aquí podéis ver el minúsculo tirador. Al abrir las puertas hasta hacía daño en los dedos.
Después de cotarlas, las piezas de arpillera se doblan a la medida del tablero interior de las puertas.
Para simplificar el trabajo y, al tiempo, mantener la linea recta, en lugar de cortar el sobrante lo pegamos doblándolo.
Comprobando que la pieza de arpillera se ajusta bien al tablero dejamos los largueros a la vista.
Para pegarlo, cinta adhesiva de doble cara.
Colocar y presionar.
Los tiradores se han reciclado. Con un taco de lija suave, ese taco de goma espuma con lija que se usa para los lacados, se han pulido todos menos uno ¿esta claro cual no?
Quitamos los tiradores pequeños y pusimos las viejas asas pulidas.
Mucho más cómodas.
Un armario distinto, reciclado y personal.