Tarima de roble en un bar.

 
 
Hace 16 años hice este mismo trabajo en el local donde han trabajado desde hace 27. El entarimado dentro de la barra siempre fue incómodo y desde que les hice la obra, el tabernero me ha agradecido aquel trabajo.
 
 
 
 
 
 
Ha llegado el momento de cambiar de local y cuentan conmigo de nuevo. En esta ocasión la tarima ha sido colocada con las grapas Aise.
 
Se trata de una tarima con base contrachapada, baquelita en ambas caras y chapa de roble de 1 mm de grosor en la cara vista, para terminar, una lámina plástica de acabado aplicada a alta presión y temperatura. Es una tarima que habitualmente se coloca flotante pero en esta ocasión ha sido grapada a rastreles.
 
 
 
Para superar la altura y permitir el paso de tubos ha sido necesario un doble rastrelado. El primer rastrel se ha fija a tacos ya unidos a la base por medio de taco y tirafondo sin tener en cuenta el desnivel. 
Entre los tacos, el rastrel inferior y el superior se calza lo necesario para que todo este al mismo nivel. Esta fórmula hace más fácil el trabajo pues al unir los rastreles, siendo los dos de madera, podemos atornillarlos y desatornillarlos cuanto sea necesario para ajustar calces y cuñas. 
  
 
 
 

 
 
Detalle de la grapa clavada bajo el macho de la tarima.
 


 
 
En esta ocasión ha habido que dejar zonas sin tarima, hueco donde falta una cámara, registros para el cambio de tubos de los cañeros de cerveza...
 

 
Después del montaje de la tarima, sobre ella se monta el mobiliario.